En verano, la temperatura bulle en Sacramento. En julio y agosto se pueden superar los 100 grados Farenheit (unos 37 grados Celsius) mientras que por la noche puede bajar hasta 60 ºF (15 ºC!!). Es un calor seco seco que hace que lo único que apetezca es comer helados y zambullirse en los ríos (la playa más cercana está lejos y, en todo caso, el agua del Océano Pacífico está muy fría para nuestros estándares mediterráneos). Así que las piscinas naturales que se forman en los ríos del Gold Country atraen a mucha gente del valle que pasan así los calurosos días refrescándose, practicando rafting, descendiendo en canoa, dormitando en colchonetas o pescando truchas.
Así pues, no pocas veces fuimos por los tramos de la Hwy 49 entre Nevada City a Placerville en busca del oro líquido veraniego: el agua.
Primer chapuzón: South Yuba River State Park
Decidimos dirigirnos hacia el norte de la 49 la mañana de un sábado veraniego con el propósito de caminar por un sendero que transcurre al lado del río Yuba, a su paso por el parque que lleva su nombre. Dejamos el coche aparcado en Bridgeport, previo pago de una tasa de 4 $, desde donde se inicia el camino, justo al lado del histórico puente de madera que da nombre al lugar.

El puente fue construido en 1862 para que lo cruzaran las caravanas que se dirigían a las minas de oro y de plata de la región. Su paso conllevaba el pago de un peaje y estuvo abierto día y noche durante la década de los 60 del siglo XIX, tal era el tránsito de entonces. Por cierto, como siempre, no era un puente cualquiera. El puente de Bridgeport es el puente cubierto de un solo carril más largo del mundo. Uhm…
Pese a ser verano tiene bastante agua y no parece un mal lugar para darse un baño. Nada que ver con los ríos mediterráneos, que se secan cuando deja de llover. Reprimiendo nuestros deseos de pegarnos un chapuzón, decidimos primero hacer una excursión circular de dos millas (Point Defience Loop) para acabar chapoteando como domingueros.

Segundo chapuzón: Malakoff Diggins State Historic Park, Nevada City y Empire Mine State Historic Park
“…Y contemplé un caballo pálido, y el nombre del jinete era Muerte, y el infierno le seguía.”
Cuando llegas a Malakoff Diggins no te extrañaría que apareciera en cualquier momento el Predicador de la película El Jinete Pálido. El pistolero, interpretado por Clint, protege a un grupo de colonos buscadores de oro intimidados por un empresario de Sacramento propietario de una mina hidráulica que quiere quedarse con el territorio donde trabajan los mencionados mineros y sus familias.

El parque histórico de Malakoff Diggins se debe a la mina de oro a cielo abierto más grande del mundo explotada mediante la utilización de cañones de agua a presión. Con esta técnica se arrasaban las montañas y laderas colindantes, decapando las rocas para generar gravilla y lodo a gran escala y posteriormente canalizar el torrente de barro a través de canales que permitían separar y filtrar el oro. Hay que ver El Jinete Pálido, otra vez, aunque sólo sea para entender el método.

Este proceso, además de devastar el paisaje que recibía el chorro, provocaba que se vaciaran los ríos y lagos que alimentaban los cañones de agua. No solo eso, también se contaminaba con mercurio líquido el ecosistema (metal que se utilizaba para que el oro se asentase en el fondo del torrente), generando tantos desechos y cieno que el río Yuba, que recogía toda esa escoria, provocó inundaciones masivas, afectando a los canales de navegación del río Sacramento y alcanzando incluso a la bahía de San Francisco. Finalmente en 1884 un juez emitió una orden para la paralización de esas prácticas, lo que supuso el fin de la mina y el abandono del pueblo donde vivían los trabajadores, pueblo que todavía conserva alguna casa y que se ha convertido en un museo al aire libre.
De camino a Nevada City, por la carretera de tierra North Bloomfield se puede hacer una parada para darse un baño en un swimming hole (una piscina natural) del río Yuba, en Edwards Crossing.
Nevada City es uno de los pueblos más bonitos de la ruta 49, con sus edificios históricos de madera o ladrillo rojo, sus “salones”, los densos bosques de altos pinos que la rodean y, en definitiva, el ambiente tranquilo y rural que se percibe… La de historias que debieron ocurrir por aquí.

Otro de los hitos históricos de la carretera 49 es la Empire Mine, una de las minas más antiguas, profunda, extensa y rica de California. Se trataba de una explotación basada en galerías subterráneas que cubrían unos 590 km en busca de las vetas de cuarzo y oro. Estuvo activa hasta 1956. La visita es en la superficie, donde se puede ver la maquinaria, las oficinas, los talleres y otros edificios. Puede visitarse también la vivienda de la rica familia propietaria. ¿Quiénes serán hoy día los herederos?

Tercer chapuzón: Auburn State Recreation Area
Este sitio es ideal para disfrutar de las aguas del American River y tomar el sol. Es una garganta bastante profunda que confluye bajo el puente Foresthill Bridge, que resulta ser el cuarto más alto de Estados Unidos y desde donde se precipita al vacío Vin Diesel en XXX.
Foresthill Bridge Auburn State Recreation Area
Cuarto (intento de) chapuzón: Marshall Gold Discovery State Historic Park y Placerville.
El fin de semana que Ribs vino a visitarnos fue uno de los más calurosos de aquel verano de 2016. Si bien solo 140 km separan nuestras ciudades (distancia que se hace eterna si se recorre en Amtrak, el “tren de cercanías”), el cambio de temperatura entre San Francisco y Sacramento es brutal. Cenar al aire libre en manga corta y sin pasar frío es realmente algo que un sanfranciscano no puede hacer ni en verano, con lo que por un momento pareció que estábamos en una terraza en nuestra queridísima Sabadell.
Sin embargo, el calor diurno fue un auténtico infierno, con lo que se nos ocurrió la genial idea de darnos un chapuzón en el río.
Empezamos la ruta en Auburn, típica ciudad del Viejo Oeste donde paramos para ver el par de calles del Old Town. Siguiendo la 49 llegamos a Coloma para ver el lugar exacto donde se encontró oro por primera vez en California, el Marshall Gold Discovery. Pese a que por el lugar pasa un río de lo más apetecible, se nos ocurrió hacer una pequeña caminata, bajo un sol abrasador, para ver los sitios destacados relacionados con la fiebre del oro. Sin embargo, el intenso calor (más de 40º grados) nos hizo cambiar de planes: menos caminar y más chapuzón. Así que cogimos el coche y nos pusimos a buscar por Internet lugares recomendados para el baño (por H o por B nos pareció que el magnifico río de la localidad no era buena opción). Así que siguiendo la carretera 49 llegamos a Placerville.




Como era la hora de comer, pese a las ganas de bañarnos, el ansia nos hizo paramos en el Hog Wild, un restaurante de carnaca en BBQ que resultó ser buenísimo, especialmente las costillas de cerdo cocinadas durante horas, que volvieron loco al invitado. Uhm, creo que de ese día le viene el apodo… La comida no nos hizo olvidar nuestro propósito (bueno, durante un rato sí, no nos engañemos), a lo que se sumó la idea de acompañar el baño con una siestecilla bajo una higuera…
Así que nos dirigimos al sitio más cercano donde, según el móvil, la gente solía bañarse. Tras 30 minutos serpenteando laderas en otros tiempos peinadas por miles de mineros, llegamos a nuestro destino. Aparcamos, nos pusimos los bañadores, y ¡¡¡SPLASH!!! Bueno, en realidad, fue más bien un ¡CHOFFF!, algo más parecido al ruido que hace un hipopótamo cuando se tira a la charca que comparte con otros parientes, en verano, cuando el principal aporte de fluido proviene de los bañistas, no sé si lo pilláis.
En fin, cuando llegamos a Sacramento acabamos dándonos el chapuzón en la piscina del condominio. A veces son ganas de complicarse la vida.

Que maravilla de paisajes, allí dónde hay agua…
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