Los pueblos del Salvaje Oeste VI o 2 pueblos y 1 destino

Virgina City

Una desaparición repentina

El sonido que despertó al periodista procedía del mismo sitio donde sonaron picos y palas por primera vez: Comstock, Virginia City. Al poco rato ya se encontraba allí, en la vieja escombrera de la mina Ophir.

El frío viento le agitaba el sombrero mientras observaba como un grupo de mexicanos cavaban en la montaña. El periodista preguntó al viejo jefe mexicano cuánto tiempo llevaba trabajando en la mina:

–  Uff, mucho tiempo… antes incluso de que los «pioneros estadounidenses» se hicieran con esto…

– Vaya, entonces es usted uno de los primeros prospectores en Comstock.

Mientras la conversación se alargaba se acercó John L. Moore, uno de los veteranos exploradores de Comstock, e intervino:

– ¿Conoce usted a Savariano?

– Sí señor. Él trabajó aquí hace 20 años – apuntando con el dedo hacia la vieja concesión conocida como “La Mexicana”.

– Fue un gran prospector.

– Sí señor. Encontró esto -refiriéndose a Comstock-. Él y Maldonado. Luego encontró Cerro Gordo y algo en Austin también.

– ¿Alguna vez fuiste con él en sus viajes de prospección?

El periodista aprovechó la situación, sacó su libreta y escuchó:

– Sí señor. Yo estaba con él cuando encontró Cerro Gordo.

– ¡Oh! Entonces, ¿sabrás algo sobre el cargamento de oro y plata robado a Maldonado?

El mexicano pareció alarmado, echó un vistazo al periodista, estrechó sus manos, sacudió la cabeza y se negó a hablar más. En un gesto de asentimiento, el Sr. Moore pescó la indirecta y se fue.

Al día siguiente, el periodista fue a buscar al Sr. Moore al salón para que le explicara el resto de la historia.

Cuando los pioneros llegaron por primera vez a Comstock, ya encontraron a mexicanos trabajando en «La Mexicana», hoy  parte de la mina Ophir. En aquellos días, la mitad de la concesión era propiedad de Maldonado y la trabajaba Savariano. El mineral que se extraía era muy rico, un solo saco de carga valía entre 1.000 y 1.200 dólares. Durante aquel invierno se preparó un cargamento para enviar California, vía Placerville. Se cargaron 40 mulas y se dejó listo para partir al día siguiente. Por la mañana cuando llegó Maldonado descubrió que allí no había nadie… ni nada… habían partido durante la noche. La pista se había cubierto de nieve y no se sabía por donde había ido la caravana. Savariano se la había jugado a Maldonado. Le había robado entre 40.000 y 50.000 dólares en mineral.

– …y se convirtió en leyenda… sin que nadie supiera jamás su paradero.
Savariano dejó el territorio de Nevada, encaminándose a lo largo de la ladera oriental de las montañas hasta Aurora, desde donde pasó a California, cruzando Mono al condado de Inyo. Fue durante esa época cuando se descubrieron las minas de oro de Cerro Gordo, en las que el mexicano afirmó que Savariano había estado.

– Bueno… Hace un año vi a un hombre caminando por donde yacía la vieja concesión. Lo observé durante una hora, ya que parecía estar buscando algo. Finalmente, me acerqué, le pregunté y ¡creo que era Savariano! Estaba buscando el rastro de donde se había extraído ese rico mineral 20 años atrás. La rica veta de la que se extrajo ese mineral no se ha vuelto ha descubrir, pero permanece bajo Ophir. Aquel hombre intentó obtener un contrato de arrendamiento de la compañía Ophir pero no tuvo éxito. Afirmó que aunque no podía decir con certeza dónde estaba, podría descubrirla en uno o dos días. Juraría que era el mismísimo Savariano…

Comstock Lode

letrero Virginia
Bienvenido a Virginia City
El lugar más rico de la tierra

Comstock Lode fue uno de los yacimientos de plata más rico de la historia americana. Se encuentra en el lado este de Sierra Nevada, a 37 km de Reno. Se descubrió en 1859, justo al final de la Fiebre de Oro en California. Con el hallazgo nació la ciudad de Virginia City y se creó un nuevo estado, Nevada (antes territorio de Utah, antes Alta California de México, antes Nueva España, antes hogar de los nativos americanos Paiute, Shoshone y Washoe).

La veta de plata no solo generó grandes fortunas que hicieron nacer el nuevo estado y crecer aún más la ciudad de San Francisco sino que además supuso un exitoso avance tecnológico en el mundo de la minería. Ya en 1876 la producción anual de lingotes generados por la veta Comstock comparado con otras vetas descubiertas y trabajadas en el continente americano no tenía parangón. Con la ayuda del vapor y otros inventos, lograban en un año extraer lo que en otros países tardaban 10 años a base de hombre y mula. Desde 1861 hasta 1876 el Estado de Nevada había declarado  más de 300.000.000 dólares (es decir, 20.000.000 $/ año), mientras que la mina más rica de Sudamérica, la del Cerro del Potosí, en Bolivia, produjo una media de 5.000.000 $/año durante los 250 años que llevaba siendo trabajada.Durante el año 1873 los dividendos declarados de los accionistas de las diversas concesiones de Comstock ascendieron a 22 millones de dólares -una tasa de ganancias que se mantuvo varios años-. Para hacernos una idea, en la Barcelona de esa época, la industria textil era el motor de la economía catalana: los Güell eran una de las familias más poderosas de la burguesía industrial catalana. Cuando en 1872 se murió Güell i Ferrer (patriarca de la saga) tenía un patrimonio tasado en 7,2 millones de pesetas (¡según Wikipedia!).

Mark Twain

Esa fortuna fue vital para el comercio y las industrias del EEUU. Hay muchos hechos, empresas y personajes relacionados con las minas de Virginia City, como George Hearst (padre del famoso periodista Willian Randolph Hearst que inspiró el personaje principal de Ciudadano Kane); la fundación del Bank of California y Bank of Nevada; PG&E Corporation (la Endesa y Gas Natural juntas de California), Adolph Sutro (alcalde de San Francisco…un montón de lugares en la ciudad llevan su nombre), Mark Twain o la serie Bonanza.

Calle de Virginia City

Virginia City es una sombra de lo que debió ser, y pese a que el cierre de las minas la llevó al declive, almenos la ciudad no fue abandonada y hoy día los turistas van a visitar el carácter histórico del lugar. Peor fortuna tuvo Bodie (California).

Bodie, un pueblo congelado en el tiempo

El Oeste Americano está plagado de pueblos y minas abandonadas, muchas veces ubicados en sitios recónditos, desde desiertos a zonas de alta montaña. Bodie es uno de esos pueblos fantasma.

La mina y el pueblo de Bodie

Por allá el año 1878, una inhóspita ladera en la cara Este de Sierra Nevada, una de tantas, que se elevaba a 2.550 metros de altitud, se descubrió un filón importante y se llenó de mineros de un día para otro, fundando un pueblo donde violencia, disparos, navajazos y robos sucedían a diario… eran el pan de cada día. Además, cuando en Virginia City empezó a disminuir el metal, en Bodie aún estaba en auge la explotación del oro, así pues todo el mundo se fue hacia allí. En su máximo apogeo hubo unas 2.000 casas habitadas por todo tipo de gente.

Camino a Bodie
Bridgeport

Pasado Bridgeport se llega a Bodie tras circular unos 20 minutos por una carretera de tierra que serpentea entre colinas yermas (que en invierno permanece cerrada por la nieve). Al final se alcanza el pueblo, unas cien casas de madera en bastante buen estado teniendo en cuenta el tiempo que lleva abandonado. Se puede pasear por sus calles, también de tierra, entre la escuela, la iglesia, la funeraria,  mirar a través de las pequeñas y sucias ventanas para ver el interior de las viviendas donde aún hay utensilios de cocinas, muebles destartalados y objetos de tiempos pasados. El pueblo, pese a que sufrió un devastador incendio que destrozó casi su totalidad (algo que sigue pasando hoy día en California), mantiene ese aire de pueblo minero salvaje y fabulosamente peliculero.

Calle principal de Bodie

No fue Bodie un pueblo diferente a otros que aparecieron de la noche a la mañana en las colinas del Gold Country. Disponía, como no, de bancos, cárceles, prostíbulos, fumaderos de opio, cantinas y tabernas (Saloons) donde los mineros gastaban sus pepitas de oro recientemente conseguidas en minas subterráneas. El alcohol, el sexo y el juego salvaje formaban parte del ambiente. Un mundo turbio creado a medida para el disfrute del hombre, relegando a las mujeres a la prostitución y poco más.

Destaca, no obstante, la historia de Eleanora Dumont, una profesional del blacjack, el juego de cartas, que montó una de las casas de juegos preferidas por los mineros en Nevada City. No era ni común ni estaba bien visto que una casa de juego estuviera dirigida por una mujer. Pese a eso, Eleonora se sentaba cada noche en la mesa de juego vestida a la moda del momento – blusa con anchas mangas, falda larga y ceñida a la cintura a modo de fajín, cinturón de seda- y se enfrentaba a rivales de todo el Oeste americano. Amasó fortuna con ello y cuando el oro empezó a disminuir en Nevada City se convirtió en ranchera, en Carson City (capital de Nevada), fracasando y arruinándose rápidamente. La acumulación de deudas la obligó volver al ruedo, esta vez con menos fortuna que en su juventud, por lo que se vio forzada a trabajar en uno de los salones de Bodie. Una fría noche de septiembre, en 1879, bebida y desplumada hasta el último centavo, se excusó de la mesa de juego, dejó el salón y salió por la calle principal alejándose de las casas. En la oscuridad de la noche abrió una pequeña botella que contenía morfina y se la bebió, falleciendo en la oscuridad de la noche. Considerada gente de mala de vida seguramente la enterraron fuera del cementerio de Bodie.

0 pensamientos sobre “Los pueblos del Salvaje Oeste VI o 2 pueblos y 1 destino”

  1. Me ha encantado Bodie, es increïble que aun se conserven tantos objetos! Como por ejemplo la mesa de billar con esos leones de patas, o todos esos botes y latas… Los paisajes son descomunales. Que dura sería la vida en aquella época y más para las mujeres.

  2. Pingback: Los pueblos del Salvaje Oeste VI: El nacimiento de una ciudad, San Francisco – Calafiana

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