Poco antes de que se encontrara oro en California, multitudes de expediciones formadas por grupos de estadounidenses (descendientes de europeos ya nacidos en el continente americano) y emigrantes europeos cruzaban el territorio de este a oeste, hacia Oregón y California (territorio aún mexicano), tierras pobladas por nativos y rancheros. Muchos de estos colonos se guiaban por la llamada Autoridad Divina, una doctrina que venía a decir que la expansión de Estados Unidos era de origen divino. Los políticos de la época usaban esa doctrina para justificar el expansionismo americano de entonces. Otros colonos lo hacían para encontrar nuevas oportunidades.

La ruta establecida para llegar al oeste, incluso a tierras californianas, era el Oregon Trail (estado que está al norte de California), aunque ya en 1844 se abrió la nueva ruta a California. Justamente la partida de los Donner sería una de las primeras expediciones que utilizaron esta nueva ruta, hace ya 170 años.
Los Donner, una familia de granjeros, partieron de Illinois (donde en ese momento estaba la frontera de Estados Unidos) en mayo de 1846, junto con otras 80 personas (familias con niños y personas solas). El viaje que acababan de iniciar les iba a llevar durante 4 meses a través de unos 4.000 km por tierras inhóspitas, llevando sus pertenencias mediante 23 carretas tiradas por bueyes.

La ruta era relativamente concurrida, puesto que esa primavera ya habían salido unas 500 personas camino a Fort Laramie. Sin embargo, los Donner fueron de los últimos en partir. Además, sufrieron varias tormentas por el camino que les ralentizaron, así que no se encontraron con otros colonizadores y llegaron al fuerte una semana más tarde de lo previsto. En Fort Laramie valoraron las dos opciones que tenían para continuar, seguir el camino por donde iba todo el mundo, el Oregon trail, o probar la nueva ruta que estaba promoviendo un tal Hastings, la cual llegaba directamente a Sacramento.
Hasting y su grupo, que también viajaban a California, ya habían dejado el lugar cuando los Donner llegaron, pero dejó encargo en el fuerte de que si estos se unían a su ruta, los esperaría en otro fuerte más adelante. Así que los Donner, dado que ya iban con retraso, decidieron tomar el atajo propuesto por Hasting.
El grupo, a medida que avanzaba, se encontraba notas que Hasting les iba dejando. La cosa iba bien hasta que leyeron una en la que les informaba que el camino estaba en muy mal estado y les recomendaba hacer otro paso. Dos del grupo se adelantaron para encontrarse directamente con Hasting y este les condujo al inicio de la senda alternativa. El grupo se enfrentó de nuevo a dos opciones: continuar adelante siguiendo la recomendación de Hasting, lo que añadía retraso, o volver a Fort Laramie para seguir por el Oregon trail. Votaron y ganó la primera opción.
Resultó sin embargo, ser una vía casi impracticable, que además provocó la pérdida de algunas carretas. Las provisiones se iban agotando mientras avanzaban lentamente. A finales de agosto por fin abandonaron las Rocosas, pero se enfrentaron a otro nuevo reto: cruzar el desierto del Gran Lago Salado.
Además de la escasez de agua, se encontraron con un terreno húmedo que dificultaba enormemente el avance de las carretas debido a que las ruedas se hundían. A consecuencia de ello, en lugar de cruzar el desierto en dos días como habían previsto, tardaron cuatro, agotando las reservas de agua y perdiendo por el camino varios bueyes. La situación era crítica y pese a que al final pudieron abastecerse de agua, no consiguieron aprovisionarse de comida, que calcularon era del todo insuficiente para alcanzar su destino. Así que decidieron enviar a dos jinetes hacia Fort Sutter, en Sacramento, para abastecerse y reencontrarse con la caravana más adelante.
El grupo continuó avanzando lentamente, cruzando lo que hoy es el Estado de Nevada, alcanzando de nuevo el camino original marcado por Hasting. Sin embargo, el estado de ánimo ya no era el mismo. El 5 de octubre un carretero se lió a pegar latigazos a un buey que no avanzaba. Un miembro destacado de la expedición mandó parar al chico y, viendo que no le hacía caso, sacó la navaja y se la clavó en el estómago, matándolo. Como no había ley a la que acogerse para ajusticiar al asesino, el grupo le obligó a abandonar la caravana, aunque le proporcionaron un caballo con el que se dirigió a Fort Sutter, dejando atrás a su familia.
La caravana siguió avanzando. Los pioneros se vieron obligados a caminar porque a esa altura del viaje los bueyes estaban ya muy debilitados. Además, tuvieron que ceder varios animales a los indios Piutas como “peaje” por pasar por su territorio. Finalmente, el 16 de octubre llegaron a la zona donde hoy día se asienta la ciudad de Reno, a los pies de Sierra Nevada. Tras atravesar Nevada, sólo les separaba de su destino una cadena montañosa. Allí se encontraron con uno de aquellos chicos que habían enviado a por suministros, quien trajo mulas, carne, harina y dos indios enviados por el capitán Sutter. Tras las penurias que habían sufrido, el encuentro con el muchacho les levantó el estado de ánimo y decidieron descansar varios días para reponerse antes de emprender la última etapa, atravesar la cordillera.
Con ánimos renovados, la caravana reanudó la marcha. Pero la dicha duró poco. Una de las carretas de la familia Donner se rompió, obligando a los 22 miembros de la familia a quedarse atrás para reparar el eje del carro. Sin embargo, el resto del grupo no avanzaría mucho más. Al llegar al hoy día conocido como Lago Donner, una tormenta de nieve les sorprendió. Nevaba tanto que se vieron obligados a detener la marcha. No solo eso, decidieron construir cabañas en espera del cese de la tormenta. Los Donner estaban 10 km atrás.
Los días pasaban y seguía nevando. Construyeron más cabañas. Y seguía nevando. Mientras, el marido exiliado y el otro compañero de avanzadilla, se dieron cuenta de que algo pasaba porque el grupo ya debería haber llegado a Sacramento. Decidieron salir al encuentro de la caravana pero la nieve se lo impidió. Así que regresaron al fuerte con la intención de formar un equipo de rescate, pero por aquel entonces no había hombres ni recursos disponibles debido a la guerra méxico-americana, que se había iniciado en mayo de aquel mismo año (aunque la declaración de guerra no se supo en California hasta julio).
El 29 de noviembre el grupo del lago mató al último buey para comérselo. Pero el clima no mejoraba, los días pasaban, y el hambre acudía de nuevo. Las plantas escaseaban, así como la caza, de manera que se alimentaban con los huesos, las menudillas y las pieles de los bueyes cocidos.
El 15 de diciembre murió la primera persona por malnutrición, lo que llevó al grupo a actuar, preparando una partida de 17 personas que tenía como misión llegar a Sacramento y pedir auxilio. Sin embargo, el cometido no iba a ser fácil. Al cabo de seis días de partir ya se quedaron sin comida y empezaron a desfallecer. Se dieron cuenta de que no podrían continuar sin comer. Tanto es así, que hubo quien propuso matar a alguien para alimentar al resto. No fue necesario. Esa misma noche hubo tormenta y un chico, en un ataque de locura, salió corriendo, quitándose la ropa, muriendo de frío. Y se lo comieron. Formaban parte de esta misión los dos indios enviados por Sutter, quienes, horrorizados, se negaron a participar en la comilona. Es más, dejaron el grupo al intuir que sus vidas podrían correr peligro. Y no estaban equivocados. Al poco tiempo el grupo logró alcanzarlos y en cuanto los vieron, sin mediar palabra, los cazaron como si fueran conejos y se los comieron… como conejos también. Sin embargo, solo 5 individuos finalmente lograron llegar a Sacramento, 33 días después de partir.
Esa misma noche hubo tormenta y un chico, en un ataque de locura, salió corriendo, quitándose la ropa, muriendo de frío. Y se lo comieron. Formaban parte de esta misión los dos indios enviados por Sutter, quienes, horrorizados, se negaron a participar en la comilona. Es más, dejaron el grupo al intuir que sus vidas podrían correr peligro. Y no estaban equivocados. Al poco tiempo el grupo logró alcanzarlos y en cuanto los vieron, sin mediar palabra, los cazaron como si fueran conejos y se los comieron… como conejos también. Sin embargo, solo 5 individuos finalmente lograron llegar a Sacramento, 33 días después de partir.
El primer equipo de rescate llegó al lago Donner el día 19 de febrero, encontrándose un escenario desolador: 12 personas ya habían muerto y los 48 vivos estaban al borde de la locura. Los rescatadores no podían llevarse a todos los supervivientes, solo pudieron hacerse cargo de 23 personas. El resto tendría que esperar al segundo “turno” de rescate. Habían pasado 10 días cuando los siguientes rescatadores llegaron al campamento. Era 1 de marzo. Descubrieron, espeluznados, indicios de canibalismo y cuerpos mutilados medio enterrados en la nieve. El equipo de rescate llegó a las cabinas donde estaban los Donner justo cuando uno de ellos estaba llevando una pierna humana. Cuando este se dio cuenta de que estaba siendo observado, la tiró en un agujero donde se encontraba el cuerpo desmembrado de un Donner.
El tercer equipo rescató a 11 emigrantes (de la partida anterior encontrados a medio camino), la mayoría niños. Dos rescatadores cogieron cada uno a un niño y regresaron hacia Sacramento, pero el tercero, John Stark, alentó a los adultos para que continuaran y se hizo cargo de los niños, llevándolos de dos en dos, descendiendo unos metros para luego volver a ascender y recoger a los otros niños. Así, montaña abajo, hasta que pudo poner a salvo a las 9 personas.
El último equipo de rescate llegó el 17 de abril al paso de montaña con el propósito de salvar a las 4 o 5 personas que todavía quedaban con vida. Sin embargo solo encontraron a un superviviente, un prusiano al borde de la locura rodeado de cuerpos humanos mutilados. Se había hecho, además, con una cierta cantidad de oro que pertenecía a los Donner, sedas y otras prendas de valor. Más tarde fue acusado de matar a los otros emigrantes para proveerse de comida, pero los cargos nunca pudieron ser probados (no había testigos).
En junio, un equipo que hacía el camino hacia el este, o sea, de Sacramento hacia Nevada a través de las montañas, encontró los restos humanos de la expedición Donner, los reunieron en una cabaña y le prendieron fuego. Al final sobrevivieron 45 personas.

Esta es la historia que hay detrás del Paso Donner, el punto más alto de la interestatal I-80 a través de Sierra Nevada, autopista que recorre el antiguo California Trail. Estos son, más o menos, los hechos sobre lo que pasó en ese sitio hace 170 años. Desde la comodidad del sofá nos atrevemos a mirar críticamente lo que allí aconteció. ¿Por qué se llegó a esa situación? ¿qué falta para entender lo que realmente pasó?
El resumen general es que una caravana de emigrantes, a punto de llegar a Sacramento (sólo faltaban 160 km), se queda atrapada en la montaña unos 6 meses y tiene que recurrir al canibalismo para sobrevivir. Nos sorprendía que, estando tan cerca del destino, no pudieran recorrer andando estas últimas millas y salvarse. Así que un día de enero estuvimos en el Paso Donner para ver la zona. Este invierno está nevando muchísimo (la verdad es que nunca habíamos visto tanta nieve). Hoy día es fácil llegar con coche, varios camiones quitanieve trabajan día y noche para mantener limpia la pista. Aún así, a veces se ven obligados a cortarla o bien restringen el paso a los vehículos que no circulan con cadenas. Hace un siglo y medio apenas habría camino y avanzar con carretas podría resultar imposible. Sin embargo desde el paso Donner el camino no hace más que descender y a unos 15 – 20 km la nieve desaparece. Así que cuando cayó la primera nevada, ¿por qué decidieron quedarse en la cumbre? Desde luego la situación no iba a mejorar y a sólo 15 km, sin nieve, el avance y rescate hubiera sido infinitamente más fácil. ¿Quizás no querían abandonar sus pertenencias? Otra posibilidad era retroceder a la zona de Reno. Pese a que entonces no existía la ciudad, ésta se asienta en un valle donde no falta el agua y sobrevivir hubiera sido mucho más fácil.
Quizás la expedición estuvo mal planificada desde el principio. Además, el camino propuesto por Hastings era nuevo, no estaba suficientemente probado. Los Donner, que llegaban tarde, decidieron probar el “atajo” y ser más listos que nadie (salir los últimos y llegar los primeros). Pero resultó que el camino era peor que la ruta tradicional. Los Donner tomaron una mala decisión, lo que no quita que al tal Hastings habría que pegarle una paliza. Cuando llegaron a «Reno», decidieron descansar unos cuantos días en lugar de atravesar cuanto antes el paso de montaña. Uno de los puntos más críticos del viaje era llegar a Sierra Nevada antes de las nieves y los Donner, que además llegaban ya muy tarde, se pusieron a descansar. A lo mejor estaban ya exhaustos. En tal caso, no calcularon bien las provisiones. A las pocas semanas de quedarse atrapados empezaron a morirse de malnutrición.
En resumen, Donner resultó ser un líder inadecuado y el grupo carecía de experiencia para llevar a cabo semejante viaje. Así que si alguna vez pasáis por el Paso Donner, ya sabéis la historia. Llevad cadenas, comida, escopeta y trampas para conejos.

«una mala decisión te puede arruinar la vida»…
Con 6’7m de nieve de profundidad, hasta yo hoy en día me muero. Sabañones, congelada, amputada y muerta al tercer día. Pobres bueyes…
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