Como no puede ser de otra forma, la localización geográfica de los países marca el devenir de su biodiversidad, de sus habitantes y de su historia, particularmente en Panamá.
Panamá es un istmo, una franja estrecha de tierra que forma parte del puente centroamericano que une América del Norte y América del Sur. A un lado mira al Océano Atlántico y hacia el otro al Océano Pacífico.
Esta unión, que surgió del mar hace tres millones de años, separó los océanos. A partir de entonces, la vida animal y vegetal del Pacífico y del Caribe evolucionó de manera muy diferente. Además, posibilitó el intercambio de especies entre el Norte y el Sur de América ya que los animales empezaron a cruzar el corredor y más tarde los seres humanos.

Panamá es un país tropical, con dos extensas costas, perfecto para disfrutar de la naturaleza. Es muy lluvioso, quizás septiembre no sea la mejor época para disfrutar de la playa, tal y como comprobamos, pero se pueden hacer muchas otras cosas. Aquí van nuestros sitios destacados.
Los 6 lugares imprescindibles para entender la geografía panameña y embelesarse de su naturaleza.
- Parque Nacional Coiba.
Para visitar la isla de Coiba se tiene que hacer base en Santa Catalina, una pequeña localidad de la costa panameña pacífica donde se concentran todos los alojamientos, restaurantes, escuelas de buceo, y agencias de turismo. Llegamos en autobús (y la aproximación al hotel andando) desde Ciudad de Panamá.

La Isla de Coiba es la tercera reserva marina más grande del mundo, motivo por el cual es Patrimonio de la Humanidad y Parque Nacional. Se trata de un corredor marino protegido para mamíferos acuáticos, principalmente cetáceos (ballena jorobada, orcas, delfines), aunque también hay manatíes. Además viven en sus aguas tiburones, mantas rayas, tortugas y multitud de peces.
El trayecto desde la playa de Santa Catalina hasta la isla de Coiba dura algo más de una hora y puede ser infernal en caso de que haya olas, puesto que la lancha va literalmente saltando de ola en ola. El continuo golpe de coxis con la maderita del asiento hace retumbar todos y cada uno de los órganos del cuerpo.

El premio merece la pena, sesión de snorkel para ver ballenas jorobadas, tiburones, tortugas, delfines, mantarrayas y de peces coloridos.
DECÁLOGO DE NORMAS Y CONSEJOS PARA LAS EXCURSIONES DE AVISTAMIENTO DE CETÁCEOS
Las ballenas jorobadas se mueven por todo el Pacífico panameño para reproducirse y parir sus crías, entre los meses de junio y diciembre. En esas fechas la probabilidad de ver a alguno de estos animalazos es muy alta y, por tanto, es una actividad muy emocionante. Eso sí, hay que hacerlo siguiendo unas normas básicas. Tuvimos la suerte de poder asistir a un taller sobre los avistamientos de cetáceos en el Museo de la Biodiversidad impartido por el biólogo marino especializado en cetáceos, el profesor José Julio Casas, quien anima a los turistas disfrutar del avistamiento de ballenas jorobadas siguiendo las siguientes prácticas correctas:
- Avistamiento desde embarcación a 250 metros en paralelo a ballenas con crías.
- Máximo 15 minutos. Ballenas sin crías hasta a 30 minutos.
- Prohibido cualquier contacto directo o actividad que implique interactuar con los animales en su hábitat.
- Al ingresar al agua, hacerlo despacio, sin chapotear.
- No se puede nadar, perseguir, tocar, subirse sobre los cetáceos. Sólo se permite el acercamiento a no menos de cinco 5 metros, de forma diagonal y desde atrás, nadando paralelamente a estos.
- No alimentarlas.
- El ruido también les puede molestar porque les puede perturbar e interferir en su capacidad de comunicación. O sea, silencio, por favor.
- Parque Nacional Marino Golfo de Chiriquí.

El parque abarca 14.470 hectáreas e incluye una veintena de islas. En la localidad de Boca Chica, puerta de entrada al parque, realizamos un paseo en bote (en este caso, el trayecto es suave) a islas de aguas cálidas, playas de arena blanca rodeadas de palmeras. Además se puede disfrutar del snorkel y observación de ballenas.





Merlín negro, merlín azul, pez vela del Pacífico. Este último es un pez súper veloz, puede alcanzar 100 km/h. Así nos lo contó el botero, que un día estaba pescando y vio venir desde lejos a uno de ellos, directo hacia su bote, hasta que el pobre impactó. No murió pero se ve que quedo bastante aturdido.
- Boquete, a los pies del volcán Barú
El Barú (3.474 metros) es el pico más alto de Panamá y el tercer volcán activo con más elevación de Centroamérica, aunque la última erupción fue hace casi 500 años.
Desde Boquete sale una ruta para ascender el volcán, pero nosotros hicimos algo más sencillo, la Ruta de los Quetzales, una ruta que se adentra en bosque tropical con posibilidad de ver algún pájaro quetzal y pasear por las tierras fértiles, conocidas como “la despensa de Panamá”. Un buen desayuno nos impidió madrugar y, por ser unos tardones, no vimos ningún quetzal.

- Bocas del Toro
Desde Boquete nos dirigimos a Bocas del Toro, en el lado caribeño, mediante un minibus para turistas y una lancha que nos dejó en Isla Colón, donde está la ciudad de Bocas del Toro.
Archipiélago Bocas del Toro Bocas del Toro Playa Estrella de Mar Bajo el porche viendo la lluvia Vistas desde el hotel Playa Bluff Playa Bluff Surfeando en Bluff
La lluvia hizo que nos perdiéramos un paisaje espectacular, que lástima…
- EL Parque Nacional Soberanía
Alberga una de las selvas tropicales más accesibles de Panamá. Está lleno de sendas para excursiones desde las que se pueden observar vida salvaje: perezosos, monos aulladores o monos carablanca…
Hicimos un trozo de la Pipeline Road, un eco-trail muy reconocido para la observación de aves y otras criaturas salvajes, bajo una lluvia fina.
- El Museo de la Biodiversidad e Institutos Smithsonian de Investigaciones Tropicales
El Museo de la Biodiversidad – www.biomuseopanama.org– en la ciudad de Panamá se ubica en el edificio diseñado por el arquitecto Frank Gehry (el mismo que diseñó el Museo Guggenheim de Bilbao o la Bodega Marqués de Riscal).

El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales – https://stri.si.edu/es– tiene múltiples centros repartido por el país. Son centros de investigación, educación y divulgación de la biodiversidad tropical. Fuimos al más accesible, al Centro Natural Punta Culebra, en la Calzada del Amador en la misma ciudad de Panamá. Nos quedan pendientes los otros…