Pozos de ambición

El Valle Central de California

El Valle Central es un gran llano en el centro de California que se extiende a lo largo de unos 700 km en paralelo a la costa del pacífico. Tiene una extensión equivalente a Murcia, Valencia y las provincias costeras de Cataluña y produce más de la mitad de las frutas y vegetales de Estados Unidos. Desde el punto de vista turístico, sin embargo, ofrece poco.

Las tres grandes ciudades del valle son Sacramento, Fresno y Bakersfield. Esta última es conocida por tener entre sus habitantes a gente raruna (‘creepy’ como los llaman por estos lares), además de ser un gran feudo republicano. No debe ser casual que Alfred Hitchcock ubicara el fictício Motel Bates de Psicosis en el tramo de carretera 99 que une Bakersfield y Fresno. Bakersfield es el último pueblo que visita Marion Crane antes de llegar al infame motel.

Los rarunos de Bakersfield

Historia basada en hechos reales: la camiseta Bates Motel.

Me llega la historia de un amigo de un amigo que iba camino de Lone Pine, al este de la Sierra, se le hizo tarde y decidió pasar la noche en Bakersfield. Se presentó en un motel de la zona con una camiseta de la serie de televisión ‘Bates Motel’ (precuela televisiva sobre la infancia de Norman Bates). El recepcionista, que entraría dentro de la categoría de persona raruna, incómodo, alterado, sin dejar de mirar la camiseta, muy seriamente, le preguntó: «¿¡Por qué llevas esa camiseta?!»… Ay, qué rarunos… por cierto, tendré que preguntar si encontraron el cuerpo del amigo 🙄.

Moteros en Bakersfield

Por esta zona también malvivían en campamentos agrícolas los inmigrantes retratados por John Steinbeck en Las uvas de la ira.

Fresno

Cuando en 1871 el grupo de exploradores de la compañía de trenes Central Pacific que inspeccionaban el terreno por donde se quería hacer pasar el tren que conectaría San Francisco con Los Ángeles le dijeron a su jefe Leland Stanford que en medio de la seca pradera había un hermoso campo de maíz. Éste les contestó «Maravilloso, allí es donde debemos construir la estación y el pueblo». Así nació Fresno.

En la actualidad es una ciudad sin atractivo en medio de plantaciones de melocotoneros, olivos, vides, pistachos y otros frutales, donde solo tiene sentido pernoctar porque se encuentra a las puertas de 3 parques nacionales: Yosemite, Kings Canyon y Sequoia National Park (aunque así es como venden la ciudad, aún faltan al menos 1,5 horas para alcanzar el parque más cercano). Si por alguna extraña razón, el «centro de operaciones» es Fresno, además de los parques se pueden hacer algunas excursiones interesantes de 1 día, tan diferentes como por ejemplo conocer el río Kern o comer pescado en Morro Bay.

Ruta por el cañón del río Kern

El río Kern es un río corto y desconocido, pero que ha sido testigo de la gestación de California. Nace en las faldas del monte Whitney, el pico más alto del estado, en plena Sierra Nevada, y a diferencia del resto de los ríos de la vertiente oeste de la Sierra, este no se dirige hacia el Pacífico, sino hacia el sur, siguiendo la orientación de la cordillera. Tras varios kilómetros en esa dirección, decide finalmente quebrar hacia el oeste, en una zona donde se descubriría oro y plata a finales del siglo XIX, se fundarían pueblos como Kernville, y donde años después se rodarían cientos de películas del oeste, entre ellas El tesoro de Sierra Madre o La Diligencia.

Ualá… la diligencia en Kernville.

Me pregunto si todavía hay oro por descubrir en las montañas o ya han sido totalmente peinadas -como hacían los soldados imperiales en la Loca Historia de las Galaxias cuando buscaban a la princesa Vespa en el desierto-. En definitiva, ¿cómo se encontraba oro en aquella época? Pues por lo que se ve, muchas veces por azar. Por ejemplo, se cuenta en Kernville que una noche un tipo, en estado de embriaguez, se peleó duramente con otro hombre, creyendo que lo había matado decidió huir. ¿A dónde se va uno en esas circunstancias y a las tantas de la noche? Pues este señor se escondió en lo alto de la montaña de enfrente del pueblo, cerro bastante elevado y abrupto, casi inaccesible. El caso es que el tipo, agazapado y ya a la luz del día, descubre oro, sin querer, cosa que le planteó un dilema, volver al pueblo de donde huía y afrontar las consecuencias de la pelea o seguir escondido. Sea como fuera, se arriesgó, se dirigió al pueblo donde continuó su buena racha: el contrincante de la pelea no había muerto. De hecho acabaron siendo buenos amigos y… ricos. De borracho asesino a rico, así de fácil.

Desde el pueblo se puede ver, con la ayuda de prismáticos, la escoria de la mina y el resto del cable que se instaló para bajar los pedrolos de la montaña, sistema que desarrolló el mismo tipo que se había encargado del, hoy inexistente, tranvía de Los Ángeles. Es más, la electricidad que necesitaba dicho tranvía se producía en Kernville, siendo el primer lugar de Estados Unidos donde se generó y distribuyó alta tensión a larga distancia.

Otra anécdota interesante, que se explica en el museo de Kernville, tiene que ver con unos alambres de espino. En una especie de cuadro, como esos que muestran los diferentes tipos de nudos marineros, se muestran diferentes tipos de alambre de espino. Pues vale, ¿y? Pues se ve que la importancia deriva de que hasta la invención del alambre de púas, la propiedad privada en los territorios del Lejano Oeste era algo poco frecuente, simplemente porque no era viable mantenerla en un espacio sin fronteras, que parecía más un océano que una extensión de terreno cultivable. Así que gracias a este invento, se resolvió uno de los problemas más grandes de los colonizadores, los cuales tenían derecho a 65 acres de terreno si demostraban que lo habían habitado al menos 5 años (Ley de Propiedad Ocupada, 1862, Lincoln).

Sin embargo, también generó grandes y violentos desencuentros entre los colonos y los indios que vivían pacíficamente en la zona puesto que perdían de manera efectiva las tierras que habían habitado y entre los colonos y los cowboys, dado que el ganado ya no podía pastar libremente y además, si se herían podían morir por la posterior infección (cosa que solía pasar con frecuencia cuando las tormentas de nieve cubrían la alambrada y no se veían). Ahora entiendo mejor aquellas viejas películas del oeste donde se muestran conflictos entre ganaderos y colonos.

Pacíficos, sí, aunque en esta estatua no sé si está saludando Jao o Heil.

Hoy día, el pueblo vive de los jubilados y del turismo, especialmente del rafting . Recordemos que el río Kern baja desde los 4.100 m, con mucha rabia y fuerza, lo que genera rápidos de nivel 4 y 5 en primavera y verano, con el deshielo. Toda esa fuerza, no obstante, se pierde unas millas más adelante, donde en los años 50 se construyó una presa.

Camino a Kernville

Desde la zona alta del Kern se observan las cumbres nevadas, entre ellas el Monte Whitney (4.421m) y se adentra en el Sequoia National Forest, donde lógicamente se pueden ver secuoyas pero en este caso de forma gratuita porque no se trata del Sequoia National Park, situado más al norte, donde hay que pagar 30 $. Dejando el pueblo de Kernville se enlaza con la carretera 178, la cual atraviesa Sierra Nevada y continúa hasta el Valle de la Muerte (Death Valley) o, en dirección contraria, serpentea a lo largo del cañón del Kern. Desde luego no es tan bestia como el Kings Canyon, pero es curioso de ver, especialmente porque desaparece de manera abrupta, de repente se acaban las montañas y se llega a Bakersfield, en el Valle Central.

Saliendo del cañón del Kern

Allí, el río Kern es herido de muerte al atravesar el campo de petróleo de “Kern River Oil Field”. ¿Petróleo? Sí, también hay que añadir el petróleo a la lista de cosas que han hecho que California sea rica, no bastaba con el oro, la plata, el cine, la industria tecnológica y armamentística, la agricultura y, por qué no, la mano de obra barata procedente de México y América Central.

Panórmica del “Kern River Oil Field”

Bakersfield

En Bakersfield se descubrió petróleo a principios del siglo XX (por favor, véase Pozos de ambición de Paul Thomas Anderson con Daniel Day-Lewis) y hoy día es el segundo campo de petróleo más grande de California, pero posiblemente el más impresionante por la gran densidad de pozos: más de 15.000 pozos de inyección y extracción en un área de unos 10 km de largo y 6 de ancho. ¿Pozos de inyección? Se ve que el petróleo de Bakersfield es denso como la miel, por lo que las bombas de extracción apenas pueden “aspirarlo”, de manera que lo que se hace es inyectar vapor de agua (del rio Kern) a alta temperatura para reducir su densidad y poder “succionarlo” con mayor facilidad. Lo que se extrae es una mezcla de agua y petróleo, de manera que el siguiente paso es separar ambos productos y devolver el agua al río, para quedarse con el oro negro. ¡Pobre río Kern! ¡Qué incursión tan tremenda es obligado a realizar hacia las entrañas de la tierra! En otros tiempos, tras su paso por Bakersfield el río quedaba totalmente contaminado. Hoy día se ve que no…uhm.

A partir de Bakersfield, el río se sacrifica casi totalmente para regadío, muriendo pocas millas más adelante, sin encontrar el camino al mar. Lo cierto es que este río nunca llegó al océano, su desembocadura era un lago interior que hace años se secó precisamente por el regadío. De hecho, el río no desaparece sin más, al final se le da un final medianamente digno al hacerlo desembocar en 2 laguitos artificiales que se construyeron para recreo de los inmigrantes que trabajan las tierras.

Morro Bay

A dos horas de Fresno, hacia el oeste, se encuentra el Pacífico. Si uno está cansado de melocotoneros y ya ha visitado lo que ofrece Sierra Nevada, que no es poco, entonces es el momento de cambiar de rumbo. La simple contemplación del océano ya justifica el viaje a California (siempre que salga baratito, claro). Si se mira desde la distancia puede que no se aprecie diferencia con el Mediterráneo, por eso hay que tener presente que se trata del mayor océano del planeta tierra, que al otro lado, a unas 12 horas de avión, está Japón y China, y en medio nada, salvo agua.  Siempre hay que mirarlo así, con esa perspectiva.

¡Yendo a Morro desde Fresno!

De camino al pacífico lo primero que sorprende es lo plano, cuadriculado y  extenso que es el valle. Cuadriculado porque han trazado una red de carreteras secundarias ortogonales entre sí, con stops de vez en cuando, que permiten dirigirte en la dirección de los 4 puntos cardinales sin que apenas existan vías preferentes. ¿Qué quieres ir al oeste para ver el océano? Pues pillas la carretera que tengas más cerca y Go West! Hasta llegar a las montañas que limitan al valle por ese lado hay unas 60 millas en las que apenas te encuentras pueblos, todo lo más casuchas y barracas donde viven los que trabajan la tierra. De vez en cuando alguna mansión con siete coches en la puerta, entre palmeras, donde viven los que poseen la tierra.

Las colinas del lado oeste no son como sierra Nevada, pero tampoco como Collserola. Se parecen más bien al Prepirineo en extensión y altura. En primavera están verdes y como apenas hay árboles, el paisaje parece propio de Irlanda. La carretera 41, que es la que atraviesa la sierra litoral en esa latitud, tiene un cruce famoso con la 46, que viene de Bakersfield. Aquí se mató James Dean hace ya muchos años. ¡Justo aquí! A los turistas nos puede parecer más o menos exótico, pero si eres de California es como si Antonio Banderas se matara en Teruel… en fin, poco glamour.

Entre colinas verdes el tiempo pasa rápido y de repente te encuentras en Morro Bay, localidad costera turística, con puerto de pescadores, fea, bonita, horrorosa y preciosa. El océano le da un color y una luz especial, olor a mar de verdad, le aporta focas y nutrias, pelícanos, pescadores y restaurantes donde comer pescado y marisco. El embarcadero se llena de tiendas de recuerdos y souvenires de mierda, basura que sin embargo debe servir para que algunos se ganen la vida y les permita vivir en un sitio donde todavía hay vida animal en las playas y ballenas en el horizonte.

El pueblo es bonito, lástima de las 3 grandes chimeneas de la central eléctrica que está plantada ahí mismo, en pleno puerto, que lo afea un poco. Con no mirar para allá, todo solucionado. Al fin y al cabo, en Barcelona la gente va voluntariamente a la playa al lado de la desembocadura del río Besós, debajo de las torres de la central térmica de Sant Adrià del Besòs, cerca de la depuradora y la central de ciclo combinado, y se ve que se lo pasa bien y está contenta.

Morro Bay tiene varios State Parks en sus alrededores que complementan la visita del pueblo. Eso hace que al menos se necesiten 2 días enteros para disfrutar de las posibilidades que ofrece su entorno.

Por ejemplo, “Montaña de Oro” State Park merece la pena, especialmente en primavera, cuando se llena de flores, además de tener una playa inmensa y una plataforma que aflora cuando la marea baja, mostrando formas de vida extrañas, mejillones, algas, cangrejos, estrellas, esponjas y cosas/bichos de aspecto bizarro…

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