Pasar un domingo agradable en Sacramento es relativamente fácil. Se podría empezar comprando excelentes frutas y verduras en el mercado de granjeros que hay entre la 8 y la W, para continuar paseando por algún parque o ser espectador en una cancha de baloncesto. Como no, tomar un “brunch” en el concurrido Bacon & Butter (o sea “Beicon y Mantequilla”) y luego buscar algún tesoro en la feria de antigüedades de la calle X, el Sacramento Antique Faire. Obligado comer en la ribera del río Sacramento, en algún foodtruck del Barn o en el Joe´s Crab, por ejemplo. Por la tarde se puede ver alguna peli en el Crest Theatre (un histórico cine salvado de ser derribado), escuchar a algún grupillo de música mientras te tomas una cerveza artesanal o simplemente darse una vuelta por la tienda de deportes REI o por la librería Barnes & Noble de Arden Fair, donde comprar algún mapilla de la zona (las tiendas están abiertas todos los días). Y si se da la ocasión, ver algún partido de la NBA Sacramento Kings.
Sacramento Kings contra el Chicago Bulls de Pau Gasol:
Toledo Farms, nabos, jengibre, calabazas, verduras y diferentes tipos de kale.
NBA amateur
Parque Mckinley, Sacramento
Esperando fuera del Bacon&Butter
Los huevos Benedict
Virgin Sturgeon en la ribera del río Sacramento
Joe’s Crab para comer crangrejos y langostas, Sacramento
Food trucks Off the Grid en el Barn, Sacramento
Cervecita fresca artesanal en la cervecería 7 Track Brewery Co.
¡Otro planazo! Ir a misa en una de las muchas iglesias. En algunas, ¡hasta el perro es bienvenido! ni que fueran escasos de feligreses…
Nuestro domingo cualquiera de primavera
Mañana
Después de un desayuno ligero, nos ponemos en marcha para hacer un poco de deporte aprovechando el solecito. Salimos, Gondorff corriendo, yo en bici, dirección al American River.

El acceso al río, que pasa justo al lado de la fábrica de almendras Blue Diamond, es una zona donde suele vivir mucha gente “sin techo”, plantando las tiendas de campaña a lo largo de la valla que separa la vía del tren.


El Parkway, un camino asfaltado que llega a Folsom, bordea una zona inundada por las crecidas del río debido a las intensas y prolongadas lluvias del invierno, para luego continuar por la ribera del río, llenándose de ciclistas y corredores. Alejado de las carreteras y autopistas, se pueden ver animalillos con cierta facilidad: tortugas, águilas, halcones, conejos, ardillas, gansos… De regreso, sólo tienes que cruzar algún puente para “entrar” en zona urbana, como el Bay Bridge o el Golden Gate (nosotros los llamamos así por su semblanza a los de verdad, en San Francisco).

Ya en el entramado de calles, pasamos por delante de las casas de la clase media y media-alta sacramentina, generalmente casas de madera o ladrillo rojo con jardín delantero y patio trasero. Muchas tienen un porche donde suelen poner sillas o sillones, otros dejan el coche en la entrada del garaje… como las películas, vamos.
Casas y coches, Sacramento
Cuidado con las plagas de termitas o carcoma…si no se vigila, se tiene que llamar a una empresa especializada para su eliminación. O estarán Walter y Jesse haciendo Cristal Azul…
Seguimos corriendo, atravesando el parque Mckinley, mientras la gente juega a béisbol, hace yoga o contempla los múltiples colores de las rosas.

Mediodía
Tras ducharnos, decidimos pasar por el supermercado. Normalmente vamos al Safeway, pero de tanto en tanto cambiamos y compramos en otro que nos gusta mucho. El problema es que es caro, porque todo es 100% orgánico. Es pijeras, vamos. El Sacramento Natural Foods Co-op, una cooperativa de propietarios que quieren comida natural, saber su origen y quien la produce. Nuestras compras se reducen a “caprichitos”, especialmente olivas yeyé (Olivas a granel: 22$/Kg), quesos, pan, leche fresca, legumbres o comida preparada allí mismo…uhmmm con una pinta deliciosa. Este sitio es fantástico. Hay cosas baratas, no obstante, como el pollo asado por 10 dólares.
Tarde

Comemos y decidimos tomarnos el café. Salimos a la calle, por la K, cruzamos la vía del tren y llegamos al Temple Coffee, una cafetería modernilla donde sirven café de máquina de presión que te sirven en taza de cerámica (vaya, lo mismo que en cualquier cafetería España), donde sus clientes son chic@s estudiantes, jóvenes y hipsters… No llevamos Apple ¿nos dejarán entrar? De regreso a casa, nos ponemos una peli de Amazon y leemos…y a lo tonto se acaba el día.
Pues la verdad, es una ciudad muy bonita para vivir. Magníficos espacios verdes, un rio magnífico, gran variedad de hortalizas, de verduras… Mucho mejor que aquí.
No me extraña que lo eches de menos, es bastante diferente que por aqui.